Considero que el proceso de enfrentar los miedos o de analizar quien eres es un camino muy duro y lleno de altibajos. Es un camino doloroso y agotador. Se obtienen más preguntas que respuestas pero es así como se avanza. Se necesita mucha persistencia y ganas de llegar al final del camino, teniendo como única motivación ser mejor ser humano, mejor alma. A veces dan ganas de tirar la toalla, de ya no seguir nadando pero como sucede en la montaña, se debe ir hacia adelante, y es ahí donde siempre me repito, como si fuera un mantra: " el dolor es inevitable, el sufrimiento una opción ". Mis travesías por la montaña son un símil de lo que me ha tocado vivir emocionalmente para salir del hoyo tan profundo dónde he estado por muchos años, romper los tan odiosos patrones formados desde niño y ahora tan duros de romper. He avanzado de a pocos, con momentos buenos y otros muy dolorosos. El término de mi matrimonio fue hasta hoy el más duro que me ha tocado vivir y de ahí sólo sufrimientos y desilusiones amorosas, odio hacia mí mismo, decepción por ver quien era yo, dolor por haber hecho daño, identificar mi falta de amor hacia mi persona, y el gran miedo al fracaso y a la soledad... Tantas cosas identificadas en mi y tanto por hacer pero sólo quedaba iniciar, comenzar esa mirada hacia adentro... Yo por lo menos ya no quería regresar... Como en la montaña, siempre, " vamos por más ".
Mi inicio en el treking oficialmente fue en agosto del 2012 acompañando a Vanessa en su regreso a su actividad favorita. Entre agosto y octubre había salido a caminar a montañas cercanas a Lima. En noviembre ella me dice para intentar nuestras primeras locuras, dos cumbres en una semana: el Chachani de 6,025 mt en Arequipa, y el Vallunaraju de 5,600 en Huaraz. El primero es un volcán a donde se puede llegar sin equipo técnico. El segundo era una montaña dura, con paredes de hielo y se debía usar equipo técnico. No estaba preparado y me moría de miedo. Dije sí sólo por compromiso. Mi físico no estaba preparado, mi fuerza emocional y mental estaba en muy mal momento. Hacer alta montaña es completamente diferente al treking. Ese año había sido el peor de la relación con Vanessa. Ella decide intentar retomar la relación con el papá de sus hijas y yo paso a ser sólo un amigo, luego regresa para que lo intentemos... En fin, toda una montaña rusa nuestra relación.
Chachani, Arequipa, primer reto. Era un ascenso " non stop ", es decir, llegábamos a Arequipa por la tarde del sábado, descansabamos unas horas, la movilidad nos recogía a las 9pm, llegabamos al punto de partida a las 10:30 pm y de ahí a caminar sin parar hasta la cima del Chachani. Éramos un grupo de alrededor de 20 montañistas, entre hombres y mujeres. Yo debía ser uno de los de mayor edad. En el momento de la charla técnica, minutos antes del inicio de la travesía, mi mente estaba tan oscura como la noche. Tenía miedo, frío intenso, ganas se regresar a Lima, de estar en mi cama, quería en ese momento salir corriendo. Esa sensación de no saber dónde ni por qué estás ahí me inundó. Miraba a Vanessa y me decía, " ¿es esto lo que quiero?, ¿ es este el camino? ". Con el tiempo lo entendería, en ese momento sólo eran más dudas que certezas. Comenzamos a caminar cerca de las 11 pm. El frío era cada vez más intenso. Vanesa estaba más adelante. siempre era así, ella a su ritmo y yo al mio. Me puse a conversar con una de las chicas del grupo, bastante joven ella, y le comentaba el frío intenso que sentía. Ella mete la mano a su bolsillo y me invita chocolate. "Es bueno para entrar en calor y te da energía", agrega. Era alguien que ofrecía ayuda. Un ángel, Siendo ya como las 3am sentía mucho cansancio, quería dormir. Echarme ahí y no moverme. A veces se quiere renunciar, se quiere abandonar el plan... como en la vida. Recordé que en mis sesiones de meditación nos habían enseñado a meditar, a poner la mente en paz, acompañado de una respiración profunda y tranquila. Lo puse en práctica, comencé a respirar desde el estómago, como lo hacen los bebés y a pensar en lo grandioso de estar en la cima de la montaña, en la cima de mi vida. Así avance una horas más, ya las piernas se movían por inercia. En el camino varios se iban quedando o regresaban al punto de inicio. Ya como a las 5:30 am, ya estaba bastante claro por el amanecer y veo a varios del grupo tendidos en el suelo muy cansados. El grupo de avanzada ya estaba muy cerca de la cima. Yo estaba como a unos doscientos o trescientos metro de la cumbre. Eso era una hora más por caminar. Vanessa ve que me siento y regresa unos metros. Le digo que hasta ahí llego, que no puedo más. Realmente ya no podía, no tenía nada de fuerzas. Me sentía derrotado. Estando tan cerca, renunciaba. Dentro de mi, me decía, por lo menos lo intenté puse de todo en este reto. Ella me comienza a gritar, que no había yo venido para quedarme a pocos metros, que me levante y que me acompañaría ese último tramo. Que iríamos paso a paso. Con mucho esfuerzo me levanto y continuo con lo último de energía que me quedaba. Faltando poco para la cima, Vanessa toma un corte para intentar acortar la distancia y terminamos en un camino sin salida, peligroso. Creo que la adrenalina fue en ese momento el combustible pues energía ya no tenía. Finalmente sobre las 7am llegamos a la cima. Me senté a observar el hermoso paisaje y comencé a llorar. Lo había logrado, mi primera cumbre. Casi desfalleciendo pero ahí estaba yo, en la cima de mi vida, logrando lo que para mi era imposible. Le puse coraje, corazón, ganas de vivir cada minuto, rompiendo mis paradigmas, mis patrones, venciendo mis miedos. Y así sería de ahí en adelante.
Vallunaraju, Huaraz, segundo reto. A la semana siguiente, luego del Chachani, Vanessa y yo ya estábamos en Huaraz. Sería también una travesía " non stop ". Partiríamos a caminar a las 10 pm. La ruta hacia la cima era más larga y dura que en el Chachani. Usariamos equipo técnico pues el tramo sobre nieve era de 4 horas o más hasta la cumbre. El grupo estaba conformado por el guía, un español de físico muy fuerte, Vanessa y yo. Una sola cordada, y en ese orden. Era una noche sin estrellas, muy fría y oscura. Cuando llegamos a la base del nevado nos pusimos el equipo: arnés, crampones y piollets. Mi inexperiencia me lleva a hacer un mal paso y termino rompiendo los lentes de protección. De regreso me daría cuenta del gran error. Los use pero se caían de rato en rato. La subida fue muy dura. Con una pared de hielo de inicio de unos 200 mts. Cruzamos puentes de hielo y caminos muy angostos y peligrosos. El físico hasta allí iba bien. Lo peor vendrían luego. El ascenso se hizo más duro por la elevación del desnivel. Faltando unos 400 mts y siendo ya casi las 5am comienza a aparecer una neblina densa que no dejaba ver más allá de las manos. El guía nos dice que esperemos hasta que en algún momento aparezca el sol. Así lo hicimos. Mi cuerpo se comenzó a enfriar y el cansancio a aparecer. A la hora, aparece el brillo solar y deja ver el camino. Avanzamos lo más rápido que pudimos y finalmente llegamos a la cumbre como a las 6:30am. Debido al mal clima sólo estuvimos lo suficientemente para descansar y descender. Vendría lo peor. Vanessa estaba muy cansada, no podía dar un sólo paso. Yo aún tenía algo de energía. Nos dividimos en grupos de dos. El guía ayudaba a Vanessa, ayudandola o casi arrastrandola por la nieve, y el español y yo. El me jalaba de la cuerda y yo sólo atinaba a mover las piernas. En un momento, Vanessa se quiebra y se pone a llorar de impotencia y miedo. Le doy ánimo y finalmente llegamos al punto de partida como a las 4pm con sentimientos encontrados: alegría por haber llegado a la cumbre pero con miedos que aparecieron en el camino. En situaciones como estas analizas mucho tu vida, tu paso por este mundo y las cosas logradas o aún por hacer. Llegando a Huaraz me molestaban mucho los ojos. Se habían quemado por el reflejo en la nieve.
Estas dos cumbres son un reflejo de mi vida. Caminos duros, desniveles, subidas, bajadas, ganas de abandonar, de no continuar, de quebrarse y llorar y ya no vivir. Pero lo importante es lo consciente que debe estar uno para saber que se tiene que dar ese primer paso, el de la aceptación y de querer ser alguien nuevo, renovado para apreciar la belleza interior. Ese es el reto. Muchos nunca inician, otros se van quedando en el camino, otros regresan y otros como yo siguen luchando, sacando energía de donde no la hay para avanzar. En el camino te encuentras con personas que van, al igual que uno, luchando; te invitan un chocolate y se convierten en "ángel " sin saberlo ( una Claudia en mi camino)...La verdadera esencia de la vida es como un viaje a la montaña...sabes que será duro pero sabes que es lo que debes hacer, que sufriras y que la recompensa no es la cima, es el camino, es abrazar cada instante con pasión... Ese es mi reto y estoy en ello aunque a veces tenga muchas ganas de renunciar.... quiero ir a mi siguiente nivel de vida sabiendo que lo intente hasta el final... Y estoy seguro que en ese camino encontraré más ángeles...como Claudia.