martes, 15 de diciembre de 2015

Un camino duro por recorrer

Considero que el proceso de enfrentar los miedos o de analizar quien eres es un camino muy duro y lleno de altibajos. Es un camino doloroso y agotador. Se obtienen más preguntas que respuestas pero es así como se avanza. Se necesita mucha persistencia y ganas de llegar al final del camino, teniendo como única motivación ser mejor ser humano,  mejor alma. A veces dan ganas de tirar la toalla, de ya no seguir nadando pero como sucede en la montaña, se debe ir hacia adelante,  y es ahí donde siempre me repito, como si fuera un mantra: " el dolor es inevitable,  el sufrimiento una opción ". Mis travesías por la montaña son un símil de lo que me ha tocado vivir emocionalmente para salir del hoyo tan profundo dónde he estado por muchos años, romper los tan odiosos patrones formados desde niño y ahora tan duros de romper. He avanzado de a pocos, con momentos buenos y otros muy dolorosos. El término de mi matrimonio fue hasta hoy el más duro que me ha tocado vivir y de ahí sólo sufrimientos y desilusiones amorosas, odio hacia mí mismo,  decepción por ver quien era yo, dolor por haber hecho daño,  identificar mi falta de amor hacia mi persona,  y el gran miedo al fracaso y a la soledad... Tantas cosas identificadas en mi y tanto por hacer pero sólo quedaba iniciar, comenzar esa mirada hacia adentro... Yo por lo menos ya no quería regresar... Como en la montaña, siempre, " vamos por más ".

Mi inicio en el treking oficialmente fue en agosto del 2012 acompañando a Vanessa en su regreso a su actividad favorita. Entre agosto y octubre había salido a caminar a montañas cercanas a Lima. En noviembre ella me dice para intentar nuestras primeras locuras, dos cumbres en una semana: el Chachani de 6,025 mt en Arequipa, y el Vallunaraju de 5,600 en Huaraz.  El primero es un volcán a donde se puede llegar sin equipo técnico. El segundo era una montaña dura, con paredes de hielo y se debía usar equipo técnico.  No estaba preparado y me moría de miedo.  Dije sí sólo por compromiso. Mi físico no estaba preparado, mi fuerza emocional y mental estaba en muy mal momento. Hacer alta montaña es completamente diferente al treking. Ese año había sido el peor de la relación con Vanessa.  Ella decide intentar retomar la relación con el papá de sus hijas y yo paso a ser sólo un amigo, luego regresa para que lo intentemos... En fin,  toda una montaña rusa nuestra relación.

Chachani,  Arequipa,  primer reto. Era un ascenso " non stop ", es decir, llegábamos a Arequipa por la tarde del sábado,  descansabamos unas horas,  la movilidad nos recogía a las 9pm,  llegabamos al punto de partida a las 10:30 pm y de ahí a caminar sin parar hasta la cima del Chachani.  Éramos un grupo de alrededor de 20 montañistas, entre hombres y mujeres.  Yo debía ser uno de los de mayor edad. En el momento de la charla técnica, minutos antes del inicio de la travesía,  mi mente estaba tan oscura como la noche.  Tenía miedo,  frío intenso,  ganas se regresar a Lima,  de estar en mi cama, quería en ese momento salir corriendo. Esa sensación de no saber dónde ni por qué estás ahí me inundó. Miraba a Vanessa y me decía,  " ¿es esto lo que quiero?, ¿ es este el camino? ". Con el tiempo lo entendería,  en ese momento sólo eran más dudas que certezas. Comenzamos a caminar cerca de las 11 pm. El frío era cada vez más intenso.  Vanesa estaba más adelante. siempre era así, ella a su ritmo y yo al mio.  Me puse a conversar con una de las chicas del grupo, bastante joven ella,  y le comentaba el frío intenso que sentía.  Ella mete la mano a su bolsillo y me invita chocolate.  "Es bueno para entrar en calor y te da energía", agrega. Era alguien que ofrecía ayuda. Un ángel, Siendo ya como las 3am sentía mucho cansancio,  quería dormir.  Echarme ahí y no moverme.  A veces se quiere renunciar,  se quiere abandonar el plan...  como en la vida. Recordé que en mis sesiones de meditación nos habían enseñado a meditar,  a poner la mente en paz, acompañado de una respiración profunda y tranquila. Lo puse en práctica,  comencé a respirar desde el estómago,  como lo hacen los bebés y a pensar en lo grandioso de estar en la cima de la montaña, en la cima de mi vida.  Así avance una horas más, ya las piernas se movían por inercia.  En el camino varios se iban quedando o regresaban al punto de inicio.  Ya como a las 5:30 am, ya estaba bastante claro por el amanecer y veo a varios del grupo tendidos en el suelo muy cansados.  El grupo de avanzada ya estaba muy cerca de la cima.  Yo estaba como a unos doscientos o trescientos metro de la cumbre.  Eso era una hora más por caminar. Vanessa ve que me siento y regresa unos metros.  Le digo que hasta ahí llego,  que no puedo más.  Realmente ya no podía,  no tenía nada de fuerzas.  Me sentía derrotado. Estando tan cerca, renunciaba. Dentro de mi, me decía,  por lo menos lo intenté puse de todo en este reto.  Ella me comienza a gritar,  que no había yo venido para quedarme a pocos metros, que me levante y que me acompañaría ese último tramo. Que iríamos paso a paso.  Con mucho esfuerzo me levanto y continuo con lo último de energía que me quedaba. Faltando poco para la cima, Vanessa toma un corte para intentar acortar la distancia y terminamos en un camino sin salida,  peligroso.  Creo que la adrenalina fue en ese momento el combustible pues energía ya no tenía. Finalmente sobre las 7am llegamos a la cima.  Me senté a observar el hermoso paisaje y comencé a llorar.  Lo había logrado,  mi primera cumbre.  Casi desfalleciendo pero ahí estaba yo,  en la cima de mi vida, logrando lo que para mi era imposible.  Le puse coraje, corazón,  ganas de vivir cada minuto, rompiendo mis paradigmas, mis patrones, venciendo mis miedos.  Y así sería de ahí en adelante.

Vallunaraju,  Huaraz, segundo reto. A la semana siguiente, luego del Chachani,  Vanessa y yo ya estábamos en Huaraz.  Sería también una travesía " non stop ". Partiríamos a caminar a las 10 pm. La ruta hacia la cima era más larga y dura que en el Chachani.  Usariamos equipo técnico pues el tramo sobre nieve era de 4 horas o más hasta la cumbre.  El grupo estaba conformado por el guía,  un español de físico muy fuerte,  Vanessa y yo. Una sola cordada, y en ese orden. Era una noche sin estrellas, muy fría y oscura. Cuando llegamos a la base del nevado nos pusimos el equipo: arnés, crampones y piollets.  Mi inexperiencia me lleva a hacer un mal paso y termino rompiendo los lentes de protección. De regreso me daría cuenta del gran error.  Los use pero se caían de rato en rato.  La subida fue muy dura.  Con una pared de  hielo de inicio de unos 200 mts.  Cruzamos puentes de hielo y caminos muy angostos y peligrosos. El físico hasta allí iba bien.  Lo peor vendrían luego.  El ascenso se hizo más duro por la elevación del desnivel.  Faltando unos 400 mts y siendo ya casi las 5am comienza a aparecer una neblina densa que no dejaba ver más allá de las manos.  El guía nos dice que esperemos hasta que en algún momento aparezca el sol.  Así lo hicimos.  Mi cuerpo se comenzó a enfriar y el cansancio a aparecer. A la hora, aparece el brillo solar y deja ver el camino.  Avanzamos lo más rápido que pudimos y finalmente llegamos a la cumbre como a las 6:30am.  Debido al mal clima sólo estuvimos lo suficientemente para descansar y descender.  Vendría lo peor.  Vanessa estaba muy cansada, no podía dar un sólo paso. Yo aún tenía algo de energía.  Nos dividimos en grupos de dos. El guía ayudaba a Vanessa,  ayudandola o casi arrastrandola por la nieve,  y el español y yo.  El me jalaba de la cuerda y yo sólo atinaba a mover las piernas.  En un momento, Vanessa se quiebra y se pone a llorar de impotencia y miedo.  Le doy ánimo y finalmente llegamos al punto de partida como a las 4pm con sentimientos encontrados: alegría por haber llegado a la cumbre pero con miedos que aparecieron en el camino.  En situaciones como estas analizas mucho tu vida,  tu paso por este mundo y las cosas logradas o aún por hacer.  Llegando a Huaraz me molestaban mucho los ojos.  Se habían quemado por el reflejo en la nieve.

Estas dos cumbres son un reflejo de mi vida. Caminos duros,  desniveles,  subidas,  bajadas,  ganas de abandonar,  de no continuar,  de quebrarse y llorar y ya no vivir.  Pero lo importante es lo consciente que debe estar uno para saber que se tiene que dar ese primer paso,  el de la aceptación y de querer ser alguien nuevo, renovado para apreciar la belleza interior. Ese es el reto.  Muchos nunca inician, otros se van quedando en el camino,  otros regresan y otros como yo siguen luchando,  sacando energía de donde no la hay para avanzar. En el camino te encuentras con personas que van, al igual que uno, luchando; te invitan un chocolate y se convierten en "ángel " sin saberlo ( una Claudia en mi camino)...La verdadera esencia de la vida es como un viaje a la montaña...sabes que será duro pero sabes que es lo que debes hacer, que sufriras y que la recompensa no es la cima, es el camino,  es abrazar cada instante con pasión... Ese es mi reto y estoy en ello aunque a veces tenga muchas ganas de renunciar.... quiero ir a mi siguiente nivel de vida sabiendo que lo intente hasta el final... Y estoy seguro que en ese camino encontraré más ángeles...como Claudia.

jueves, 10 de diciembre de 2015

A wonderful rain in Vancouver

Era enero de 1999, y Claudia y yo acabábamos de salir de clases. Fue la primera Claudia en mi vida y fue maravilloso conocerla. Los viernes las clases terminaban al mediodía, así que decidimos caminar, como tantas veces ya lo habíamos hecho, sin rumbo, sólo con el ánimo de charlar como dos grandes amigos, como si nos conociéramos de toda la vida. Esa gran amistad se había consolidado en pocos meses. Ella acaba de cumplir 18 en noviembre del '98 y yo había cumplido 26 años ese enero.

Yo había llegado a Vancouver a fines de  octubre de 1998 y Claudia había llegado un mes antes. Aún recuerdo la primera vez que la vi y la vez que me escondí por miedo, por timidez. Ingrid, una amiga de Perú, quien había llegado en agosto a esa ciudad y con quien se supone pasaría el tiempo, me animó para viajar hasta esa ciudad, en ese frío invierno, en Canadá. Cuando arribé a Vancouver Ingrid ya tenía enamorado por lo que me quedaba claro que debería andar solo. Era improbable que pudiera hacer amigos y menos comunicarme con "classmates" pues mi inglés en ese momento era muy pobre. Cuando llego a la escuela de inglés, Ingrid me presenta entre otras personas a Claudia. Ella era de México, era una chica de unos ojos negros inmensos y hermosos, rostro delicado, cabello negro muy largo. En verdad era muy bonita. Una semana después Ingrid me invita a una reunión en un restaurante mexicano para celebrar el cumpleaños de Claudia, la cita era para el 10 de noviembre. Dije sí pero pensando en buscar algún pretexto para no ir. Era demasiado tímido para ir a una reunión donde no conocía a nadie salvo a Ingrid. Irían unos 10 estudiantes entre mexicanos, colombianos, argentinos y nosotros, los dos únicos peruanos.

El día de la reunión, decidí, armándome de mucho valor, asistir a la reunión. Por supuesto que en esa época no teníamos celular, no existían el Facebook o el WhatsApp, así que sólo quedaba confirmar, buscar la dirección en los numerosos mapas de la ciudad y asistir. Estando en el bus, a unas cuadras de la casa de donde vivía, me percato que Claudia sube al bus, sólo atiné a esconderme. Me moví hacia el final del bus y me agazapé. Realmente mi timidez era de tal nivel que me paralizaba frente a una chica bonita. Qué idiota! Bueno era yo así, que se le iba hacer. Dejo que Claudia baje del bus en la parada cercana al restaurante, y yo no bajo. Bajé dos paradas más adelante. No quería que Claudia me viera. Me paralizaba el hecho de no saber que decir. Llegué unos 20 minutos después y en esa reunión Claudia y yo nos dimos cuenta que por alguna razón había química entre nosotros. Sólo fue una intuición pero luego el tiempo nos daría la razón. Hasta el día de hoy Claudia y yo somos grandes amigos y el Facebook ha hecho que de alguna forma estemos conectados. Por supuesto que este "pequeño acto de timidez en el bus" fue narrado a Claudia, y hasta hoy, cada vez que lo recuerda le causa mucha risa. En Vancouver, Claudia y yo forjamos una gran amistad, una amistad como yo nunca antes había tenido con una "chica". Fuimos compañeros de aventuras, nos contábamos nuestros sueños, emociones, sentimientos, de estar siempre conectados ella y yo, de viajar a México o ella a Perú...cuantos momentos en el famoso café cercano a nuestras casas, cuantas caminatas, anécdotas miles, o de cuando todos en la escuela, incluyendo los profesores y los dueños de casa donde vivíamos cada uno, pensaban que éramos enamorados....sólo había una gran y hermosa amistad. Agradezco a la vida haber tenido la oportunidad de tener esas vivencias en Vancouver, de haber conocido a Claudia y a Nataly. De Nataly escribiré en otro momento, mujer muy especial para mí.

Bueno fue así como Claudia y yo nos conocimos. Y retomando el inicio de mi historia, una vez más, Claudia y yo nos aventuramos a recorrer Vancouver, esta vez por el lado de la playa.

Eran casi las 4pm de ese viernes frío, no había nevado pero si se sentía frío. Ya estábamos acostumbrados. De pronto, ya algo cansados de caminar por más de 4 horas, decidimos sentarnos en una banca mirando hacia el mar. Estábamos en un muelle y había algo de neblina. Estábamos conversando de lo bien que la pasábamos juntos, de nuestra gran amistad, reíamos mucho de sus ocurrencias. Claudia tenía un fino sentido del humor. De pronto caen unas gotas sobre nuestras cabezas, nuestros rostros. La poca gente que había por los alrededores acelera el paso y sacan a relucir sus paraguas. Claudia y yo no teníamos paraguas, casi nunca los cargábamos, y nuestra ropa, no era la mejor para ese clima extremo. La miro y le digo: "me encanta la lluvia pero te vas a mojar y te puedes enfermar, será mejor que nos vayamos". Ella me mira con esa mirada tierna, de niña, cómplice y pícara, y me dice: " estás loco, yo amo la lluvia". Nuevamente sonreímos, alegres de darnos cuenta que en eso también teníamos algo en común. Sentíamos una paz interior inmensa, y que mejor que compartirlo con alguien, que en ese momento, en ese lugar muy remoto y tan lejos de nuestras familias, se había convertido en lo más cercano a esa persona que puedes amar fraternalmente sin condiciones, sin límites, con total entrega el uno hacia el otro. Guardamos silencio y continuamos disfrutando tan bello momento, con la lluvia empapándonos, mirando el mar, sintiéndonos acompañados el uno del otro.

Luego de unos minutos, Claudia me mira  e interrumpe ese mágico momento, y dice, señalando como a unos 50 metros de distancia en el mar, "mira hay algo en el mar", yo le respondo, " debe ser un lobo de mar o una foca". "No", insiste ella. Nos acercamos hacia la protección del muelle y nos percatamos que efectivamente no era lo que parecía. Era un pobre perro que, vaya saber cómo había llegado ahí, nadaba hacia un bote y de alguna forma intentaba sujetarse de algo y no tenía de dónde. Miro a Claudia y le digo, "trata de llamarlo, voy a buscar ayuda". En ese momento salgo corriendo, y no veo a nadie a quien acudir. Sigo corriendo, hasta que a unos 100 mts de donde había dejado a Claudia encuentro un teléfono público. Estaba muy angustiado, preocupado por el pobre perro que estaba soportando baja temperaturas en el agua, calculo que cercano a uno 5° C, si no era menos. Levanto el teléfono y pido ayuda a la policía. En el poco inglés que había aprendido en dos meses y medio logré comunicarme. Me dicen que acudirán de inmediato. Regreso donde Claudia y a los pocos minutos efectivamente llegó una lancha guarda costa y sacó al pobre perro del agua. Claudia y yo nos abrazamos de emoción. Habíamos salvado a esa mascota.

Ya de regreso a nuestras casas recién nos percatamos lo mojado que estábamos y comenzábamos a sentir el frío intenso. Por esos días no había nadie en la casa donde yo me hospedaba así que Claudia me pidió ir a mi habitación para ver que hacíamos para entrar en calor. Le presté ropa seca y pusimos la suya a secar sobre la estufa. Eran las 7pm de ese viernes, y a pesar del cansancio, sabíamos que aún había mucho por conversar. La noche recién empezaba y nuestra tertulia tenía para muchas horas más. Como muchas noches, en las que tuvimos la maravillosa oportunidad de pasar juntos, queríamos aprovechar para reírnos, para seguir construyendo nuestros sueños, para seguir disfrutando cada minuto allá en esa hermosa ciudad que marcó nuestras vidas: Vancouver, ciudad donde tuvimos  “a wonderful rain”.


En San Andrés con Sole!

Durante el inicio de mi etapa de enfrentamiento con mis miedos, el año 2012 para ser exactos, decidí que debía afrontarlos. El miedo a la soledad era uno de ellos. Así que, tal y como lo escribí en mi diario ese año, decidí tomarlo de la mejor manera y por esa razón comencé a entablar una nueva y gran amistad con ella...con mi "soledad". Por esa razón le puse de nombre Sole. Escribía en mi diario cartas dirigidas a "Sole". Pasaron los años y aún sigo conversando con ella, sobre todo cuando corro o camino largos trechos. Caminar sin rumbo es una de las cosas que me ayuda a pensar mucho acerca de todo lo que me viene pasando o sobre las cosas que desearía sucedan pronto.
En junio del 2014 compré un paquete turístico a la isla de San Andrés en Colombia para que Vanessa y yo podamos hacer un viaje el cual nos sirva para replantear nuestra relación. En los primeros días de agosto, luego de ese viaje a Huaraz lleno de discusiones, decido dar por terminada la relación. El viaje a San Andrés era para la última semana de agosto. En un primer momento decidí no viajar. No tenía ni ganas ni motivación alguna para viajar. Menos intentar viajar solo a un lugar donde abundan parejas. Así que no me preocupe por el pasaje y por tanto no recordaba donde lo había guardado.
Un día antes de la fecha, saliendo de clases de la maestría, y como se venía un fin de semana largo por los feriados, un amigo colombiano me pregunta qué iba a hacer. Le cuento lo sucedido y me dice "vaya mi parce, verá que se va a divertir. No tiene nada que perder. Ya tiene todo pagado. ¿Por qué perder esta oportunidad?". Lo miré y le dije: "se me hace difícil viajar solo a un sitio así. A las montañas puedo ir sólo pero a un sitio así, no sé". El responde: "pues con mayor razón, pruébese que lo puede pasar bien y, sobre todo, solo". Me despedí y regresé a mi departamento con la firme idea de empacar....ahora, a buscar los pasajes. Luego de empacar poca ropa para los tres días, encontrar el pasaje y de verificar la hora de salida del vuelo, tenía casi todo listo. Sólo un detalle. Mi pasaporte estaba vencido. ¿Se podía viajar a Colombia con DNI? No sabía. Llamé a un amigo, revisé en Internet y sí, se podía. Bueno, sólo quedaba dormir pues en cinco horas debía estar en el aeropuerto.
Ya en el taxi camino al aeropuerto pensaba mucho en Vanessa. Hubiera deseado que ella estuviera sentada a mi lado. No, no estaba. Pensé y dije, "bueno no será tan malo, además Sole va conmigo".
En migraciones, la persona de control me pregunta a boca de jarro. "¿viaja solo?". Era la primera vez que me harían esa pregunta durante el viaje, vendrían más. Lo miro avergonzado, y le respondo: "Sí, viajo solo". Me preguntaba, "¿es malo viajar solo?"
Sentado en la zona de embarque, escribía en mi diario acerca de lo mal que me sentía:
"me voy sin Vanessa, Me voy solo, conmigo mismo, con la cabeza llena de problemas, sin trabajo, con penas pero también con esperanzas. Por primera vez siento que es un punto de quiebre en la relación con ella. Es un cambio en mi vida. Tiene que serlo, tiene que ser lo que yo realmente quiero que sea. Soy, de ahora en adelante, dueño de mi destino, de mi camino y quiero que sea uno lleno de paz, de tranquilidad, de amor. A diferencia de otras oportunidades, Vanessa ya no llamaría, ya no me buscaría....ya nunca más. De eso estábamos seguros ella y yo”.
Llamada para embarcar. Entraba tranquilo al avión, solo y mi diario en la mano. Llegué al aeropuerto de Bogotá y en migraciones viene la segunda llamada a mi estado actual. La persona de control me hace las preguntas típicas: motivo de viaje, de dónde venía, a dónde iba. Ya por sellar el pasaporte me mira y me pregunta "¿viaja solo?". Lo miro y le respondo, esta vez tímidamente: "sí, viajo solo". Camino a la siguiente puerta de embarque para la conexión a San Andrés, pensaba en las cosas que tenía por afrontar de ahora en adelante, mis enredos, mis ganas de ser mejor persona, ser feliz. De pronto se me acerca un tipo de unos 30 años, con una chica al lado, y me pregunta el camino a la puerta de embarque para el vuelo a San Andrés, le indico, lo guío unos metros y dispara. "¿viajas solo?". Yo me preguntaba a mí mismo, ¿acaso tengo un letrero en la frente, que dice "viajo solo"?. "Sí, viajo solo", respondí con cierta incomodidad. Dejé que se alejaran. Ya en el vuelo hacia San Andrés, pensaba, ¿será siempre así?, ¿la gente te irá preguntando de tu desgracia?, ¿la vida te hará caminar este trecho siempre con inseguridades? Luego de un tiempo me daría cuenta que las cosas siempre tienen que pasar de cierta manera.
Bajo del avión, en San Andrés, un aeropuerto muy pequeño, pera ya se sentía el calor sofocante, aun siendo casi las 5pm. Llego al control de migraciones, y una señorita muy atenta me hace las preguntas de rigor, y yo decía: "¿ a qué hora viene la bendita pregunta". Me mira, de reojo, mira a mis espaldas y me pregunta, ahí viene, "¿viaja solo?". Ya yo de mejor humor, respondo sereno: " sí, viajo solo" por cuarta vez en este viaje. Salgo de migraciones, y me toca hacer fila para esperar el transporte al hotel. Estaba yo pensando en mis cosas, sin percatarme de nada a mi alrededor, de pronto recuerdo que la cadena de hoteles tenía 3 hoteles diferentes en la isla, y no recordaba a cuál iba yo. Busco en la mochila, saco el documento con el logo de la cadena de hoteles, buscando por algún lado el nombre a donde debía ir para la dar las instrucciones a la agencia de transporte. Miraba una hoja sin percatarme de nada, completamente absorto en mis cosas. De pronto siento que alguien hablaba, vuelvo a escuchar la voz detrás de mí, volteo y veo a un chica de 1.70 mt de altura, rostro delgado, de grandes ojos, sonriendo, una chica realmente guapa... recién entendía, ella me estaba hablando. Me vuelve a preguntar "¿vas al hotel Decamerón?" Le respondo, "sí". ¿A cuál?, pregunta. Le menciono que al San Luis. Ella me dice, "yo voy al Marazul. ¿Sabías que puedes visitar los otros hoteles?". Le respondo, que no lo sabía. Me mira, y me pregunta: "¿viajas solo?". Por primera vez sonrío ante esa pregunta, la miro y le respondo, esta vez ya alegre: "sí, viajo solo". Y ella me responde, "yo también. Vengo de Bogotá y decidí tomarme unos días de vacaciones”. De pronto la llaman para embarcarla en la movilidad, nos despedimos. Luego de unos minutos me llama una señorita de la aerolínea para comunicarme que mi maleta no había llegado. Que en un próximo vuelo debería estar arribando. Ofrecieron llevarla al hotel tan pronto llegara mi maleta. Acepté sin fastidio alguno.
Me llaman para embarcarme en el taxi hacia el hotel y la persona encargada me dice. "disculpe los inconvenientes, pero le molestaría viajar con otro pasajero?". Le respondo que no, que no es molestia. Me dirigen hacia un taxi, acomodo la maleta en la parte trasera del auto, subo. Miro al lado y veo nuevamente ese bello rostro. Ella estaba ahí, la misma chica que me encontré en la fila y que preguntaba si iba solo, estaba sentada a mi lado. No supe que decir. Ella, sonriendo me dice: “parece que viajaremos juntos hacia el hotel”. Recién me percataba que era una mujer muy guapa, alegre y cordial. Se llamaba Sandra. La acompaño a su hotel. Y quedamos en vernos al día siguiente allí para almorzar.
Llegué a mi hotel, me registré, me dirigí al bar a tomar un trago. Necesitaba uno. De pronto desde el balcón del bar se veía la puesta del sol, la playa, las palmeras típicas de la isla. Miraba hacia la infinidad del mar. Comencé a llorar. Las cosas deben ser diferentes de ahora en adelanto. No mejor, sólo diferente. No pensaba en Sandra, pensaba en Vanessa, en mí, en mi "Sole". Bueno, la soledad no debe ser tan mala, te ofrece otras oportunidades.

Al día siguiente busque a Sandra, me dirijo a uno de los restaurantes y al  llegar la persona de recepción me mira, pregunta: “¿viene solo?” Esta vez sonrío y orgullosos respondo, “no, mesa para dos por favor, vengo acompañado”. Almorzamos, charlamos de todo y de nada. La idea era compartir una buena charla con un desconocido. La pasamos bien. Al final de la tarde me despedí. Fui a mi hotel. Me quedaba claro que los siguientes días estaría son Sole. A eso había venido. Así me lo propuse, y así fue. Fue una gran fin de semana, conmigo, con Sole, pensando en mi futuro, disfrutando de largas caminatas a solas por horas a lo largo de la playa. Disfrutando el comienzo de una nueva etapa, con mi soledad, o mejor dicho acompañado con Sole...

sábado, 28 de noviembre de 2015

Volver a sentir

Es complicado escribir sobre los sentimientos de uno, sobre todo si en los últimos años me ha pasado de todo: divorcio, 4 años de nueva relación, inestabilidad y depresión en mi pareja, fracasos, la experiencia de  aprender a vivir solo. Hace un año había decidido a vivir plenamente cualquier situación, incluso mi soledad.
Esta etapa de aprender a vivir hizo que rompiera con varias barreras emocionales y tambien me llevó a disfrutar el viajar solo, ir a la montaña solo, conocer a mas personas, lidiar con mis problemas personales,
Hace año y medio decidí que debía comenzar una etapa solo y me hice a la idea de que así sería mi vida hasta el final: "solo pero fuerte emocionalmente". A pesar de que en el primer semestre del 2015 aparecierion un par de personas que me hicieron dudar de mi decisión. No me distraje de mi principal objetivo que era el de seguir disfrutando de mi soledad. Aunque uno nunca sabe lo que va a pasar mañana.
Durante mi viaje a Europa tuve la oportunidad de crear una amistad con Claudia. Fueron largas horas de charla y caminata por la ciudad de Londres que me permitieron tener la oportunidad de conocer a una gran mujer. Es realmente impresionante el camino que también ella ha decido recorrer a pesar de su juventud. Compartimos la forma tan curiosa como la vida nos lleva a ir tomando decisiones, aunque algunas cuesten mas que otras o que algunas aún no se tomen por miedo, cobardía o simplemente displicencia. Compartimos muchas experiencias similares que nos han dejado una gran lección, El que tengamos cuestionamiento infinitos y existenciales hace que comulguemos con cómo se ve la vida desde los ojos del miedo, de las ganas de crecer día a día, de romper mitos, afrontar a la familia y amigos. Ser o estar? cuál es la opción, la secuencia o se debe ser ambos?
Siempre le comentaba a ella, que a lo mejor la locura es la que me empuja a cuestionar todo, o quizás la ausencia de ello....no lo sé.
Lo que nació como un sentimiento de amistad con el transcurrir de los días, semanas, meses se fue convirtiendo en un "me gusta ella". Algunas de las cosas que he aprendido, quizás algo tarde pero mas vale tarde que nunca, es que uno debe tomar riesgos de lo contrario nunca sabremos que hubiera pasado.
No fue fácil, lo pensé días, semanas, cómo lo expresaría, debía de hacerlo?, y que pasaba de si era negativo, eso significaría perder una amiga. Con estas ideas en mi cabeza, me pareció justo expresar ese sentimiento de aprecio y un gusto inicial por alguien. En ese momento sólo era eso un gusto pero que sabía que podía ir creciendo. Así que preferí dar ese paso antes de que después fuera mas doloroso, como ya tantas veces me ha pasado. ¿Qué tenía que perder?
Precisamente había leído recientemente el libro "Hombres sin mujeres" (Haruki Murakami), en el que el autor relata siete historias acerca de la soledad que precede luego de que los personajes principales han perdido a una mujer: hombres que han experimentado relaciones tormentosas, relaciones marcadas por el desencuentro, la muerte de la mujer amada, La verdad que en mas de un relato me sentí identificado. El autor deja un frase que explica ese sentimiento de vacío cuando uno pierde a la mujer que ama: "convertirse en un hombre sin mujer es muy sencillo: basta con amar locamente a una mujer y que luego ella se marche a alguna parte". Muy cierto. Entonces si ya había pasado por ese sentimiento tres veces ¿para que arriesgarme a volver a pasar lo mismo?, ¿por qué volver a enamorarme?
En algún momento pensé no expresarle nada a ella pero luego me dije, si estoy en esta disyuntiva es porque estoy vivo. A pesar de que me había hecho a la idea de no volver a sentir nada por nadie precisamente para evitar ese sufrimiento de una partida, extrañamente estaba pasando todo lo contrario. Esto es volver a sentir! Sentirme vivo, sentir que se puede generar emociones positivas, al margen de sí son correspondidas o no, al margen de si la otra persona sabe o no lo que sientes.
Finalmente con toda esta maraña de ideas en mi cabeza, quedamos en encontrarnos. La recogí de una cita médica que ella tenía y fuimos a comer algo. Me temblaba todo el cuerpo, traté de mostrarme tranquilo y sereno. La procesión iba por dentro. Le dije. " me gustas, no espero respuesta alguna sólo quería expresarte lo que en este momento siento por tí. Quisiera la oportunidad de seguir conociéndonos". Ella repsondíó: "hubiera preferido que no lo dijeras". Se levantó y se fue. Qué significaba esa frase que selló la conversación. Era un no? era un no me interesa lo que sientes? Hasta el día de hoy no lo sé. En ese momento, septiembre 2015, pensé que era mejor decirselo pues así el dolor sería menos intenso. Han pasado casi tres meses y hoy, sábado 28 de noviembre, pienso en ella mas que antes.Nuevamente me equivoqué. Pensé que esa noche de inicios de setiembre acabaría ahí. Hoy me he dado cuenta, a pesar no haberla visto, de que ese sentimiento hacia ella era mas fuerte de lo que pensaba. Anoche después de mucho tiempo, no pude dormir, pensando en ella, pensando en que a pesar de todo sí puedo volver a sentir algo por alguien.
Pasará lo que tenga que pasar. Sólo agradecerle a Claudia precisamente por ser como es, porque sin darse cuenta me ayudó mucho en la etapa inicial de nuestra amistad, con una frase como "you are here!" podía sacarme una sonrisa para esta etapa complicada en la que estoy....finalmente es gracias a ella que estoy escribiendo estas líneas a modo de catarsis. Pensar que todo se inició cargandoles las maletas en Londres, caminando por horas, y en sesiones de estudio en Lima....la vida es graciosa, pero así es la vida. Quizás nunca lo sepa ella pero el conectarme a ella de alguna forma hizo que yo volviera a creer en mí, en el "ser".
Sólo la vida dirá si algún días nos volveremos a encontrar. Mientras tanto me toca replantear muchas cosas en mi vida, en el campo profesional y en mis nuevos objetivos personales trazados. Por lo pronto he retomado el running, la bicicleta, y voy a entrenar para mis próximas "cumbres".



martes, 27 de octubre de 2015

Cartas de mi vida 2: Gracias!!

Con Pilar fui muy feliz mientras duró el matrimonio. Vivimos momentos maravillosos, sentirse amado importante, valioso y que motivas a alguien es importante. Siempre estará en mi corazón y guardo un gran sentimiento hacia ella. Esta es la carta (correo) que le envié luego de casi 6 años de estar divorciados.

Hola,

Ha pasado mucho tiempo y sólo quería saludarte....hace poco leí un post que hablaba de amar a los ex amores...y me vinieron muchas cosas a la cabeza...

Ha pasado mucha agua bajo el puente, muchas cosas vividas, uno va aprendiendo; es parte de la vida. La vida siempre será como uno quiera vivirla...ayer tuve una charla interesante con un gran amigo y le comentaba las cosas que habia vivido y aprendido en los ultimos años, y como te lo mencioné la ultima vez que tuvimos la oportunidad de hablar, quería decirte: "gracias Pilar". Sacaste lo mejor de mí mientra estuvimos juntos, y despues empecé un aprendizaje arduo y duro, lleno de espinas gracias a  que fuiste y eres la persona más importante en mi vida. Es un aprecio muy especial que aún guardo hacia tí. Es un sentimiento que no lo he vuelto a expresar con otras personas, es como una sensación de alegría, de amor, de libertad...Hoy soy producto de todas mis vivencias o como yo suelo decir "mis anécdotas". No hay casualidades sabes? Todo es perfecto, hoy cada momento vivido fue perfecto, tenia que ser así...

Ojalá pudiera tenerte al frente y decirte cuánto lo siento. Pero también me reconforta que tenía que ser así, para aprender para crecer. Mirar tu bello rostro es mi más grande deseo, tenerte al frente y solo observar tu sonrisa amplia. Fuiste un ser maravilloso y estoy seguro que hoy eres luz para muchas personas, de eso no me cabe la menor duda. 

Por qué te escribo? pues para agradecer a la persona que mas he amado, que más enseñanza me ha dejado, por qué no solo escribir lo que muchas veces repetía en mis sueños durante todo este tiempo: gracias Gorda, gracias por todo!...

Hace poco más de un año escribí un documento (el adjunto), que quería compartir con la persona que más sentimientos me ha generado y esa persona eres tú...

Lamento si te molesto o te perturbo, pero sólo quería expresar hoy 5 de diciembre del 2014 lo que siento en la vida, lo que quería expresar con un café y una buena charla...

Gracias Pilar, y te deseo lo mejor del mundo....mi mundo tuvo un antes y un después gracias a tí....creo que con estas lineas puedo dar el siguiente paso.


Cartas de mi vida 1: Om shanti!

Uno pasa por muchas etapas en su vida y situaciones que nos van marcando o moldeando. Personalmente considero, que está en mí buscar la felicidad en los pequeños detalles, en cada instante que vivo, con los triunfos, con los logros, con las pérdidas de mis seres queridos, con los malos momentos. Hay que abrazar cada momento con intensidad y vivirlo plenamente. Desde que me divorcié comencé a buscar y luego entender el sentido de mi vida. Hoy puedo decir que existieron dos parejas que me ayudaron, Con cada una de ellas viví maravillosos momentos, desde que nos conocimos hasta la separación incluída. Estas personas fueron mi esposa Pilar, y Vanessa.
Me he dado cuenta que siempre que tengo sentimientos intensos me da por escribir. Por eso hace unos meses decidí escribir cartas a mi ex-parejas, no con el ánimo de esperar respuesta alguna ni para perturbarlas sino simplemente de agradecer todo aquello que dejó el hecho de haberlas conocido y haber ellas sido parte de mi vida. Voy a postear esas cartas (correos) tal y como las remití en ese momento, pues lo que quiero es mostrar mis sentimientos en "ese momento", no el de ahora.
Escribí lo que sentía sin esperar nada a cambio y de hecho Pilar nunca respondió y Vanessa solo una línea deseándome lo mejor.
Esta es la carta dirgida a Vanessa:

Hola,

Hacía varios días, o semanas, que había estado pensando en escribir estas líneas, pero la pregunta era.....será el momento? Y, bueno creo que es hora de saberlo.

Sólo quería escibir para agradecerte por todo lo vivido, por cada momento, por cada palabra. Quiero agradecerte por ser una excelente alma con la que me conecté en algún momento. 

Estoy seguro que estarás bien, que estarás luchando por tus proyectos, por lograr cada objetivo trazado. Eres una gran mujer y sé que esa luz interior que alguna vez me enseñaste y compartiste conmigo está ahí birllando y queriendo compartir esa gracia. Sólo es custión de dejarlo salir. 

Muchas veces me pregunté si algún día volveriamos a charlar o tomar ese café del cual hablábamos y siempre me decia, "no ya no, cada quien en lo suyo", pero hoy puedo decirte que sólo la vida lo dirá, algún día estaré contento de sentarme a tomar mi café y escuchar que todo te va bien, y que eres feliz....que has encontrado el sentido de la felicidad en cada momento que vives, en cada sonrisa, en cada lágrima, en cada minuto que compartes con tus hijas, en cada minuto que compartes contigo misma,,,,,me dirás , "soy feliz", y estoy seguro que a lo mejor ya estas en ese camino.

¿Por qué escribir?.....pues ¿por qué no?, sólo quiero expresar la inmensa gratitud que te tengo y el sentimiento de cariño que guardo y el aprecio que tengo por la oportunidad de vivir todo lo que viví contigo.

Hace poco leí una nota sobre el amor a los "ex", y la verdad me hizo pensar mucho acerca de la vida y de lo que somos...hoy este ser es producto de muchas cosas vividas contigo, me hiciste crecer, me hiciste mirar hacia adelante, me hiciste mas fuerte. Fuiste una gran amiga y estoy seguro que lo seguirás siendo para tus hijas, para la gente que te rodea y sobre todo contigo misma. Serás mas fuerte aún que cuando te des cuenta que tienes ese gran don de iluminar tu camino....alguna vez te ví así, sólo espero que seas consciente de lo valiosa que eres y de esa gran alma que llevas adentro....lucha por tu felicidad, lucha por ser tu misma, por ser esa alma llena de luz.

Nos estamos viendo....ya sabes , será en otra vida pero estoy seguro nos volveremos a encontrar...tal y como lo conversamos muchas veces. Te deseo lo mejor del mundo "mi estimada" y "éxitos"!!!

Om shanti Vanessa,

Hasta pronto Apus!!

En julio del 2014, sabía yo que iba a dejar las montañas por un buen tiempo. Sabía que iba a cerrar una etapa con Vanessa pues luego de casi cuatros años de relación era mejor para ambos separarnos. Ambos lo sabíamos, ninguno daba ese paso. Es así que sabía yo que esa salida a la montaña debería marcar un hito, hoy puedo darme cuenta que así fue.
Preparamos el viaje aprovechando los feriados largos de Fiestas Patrias. Los planes eran hacer dos cumbres en cuatro días, las montañas escogidas eran el Tocllaraju de 6,032m y el Rajutuna de 5,360 m. El equipo o cordada estaba conformada por Vanessa, Julio, Juan y yo. Todos ellos tienen más de 10 de años practicando alta montaña y venían de hacer salidas semanales, o ascensos todos los fines de semana. Yo venía de sólo correr no más de 30km a la semana y no hacer ascensos desde hacía buen tiempo. Sabía que no podría afectar el plan del grupo así que decidí acompañar al equipo sólo hasta el campamento base en la primera montaña, y en el segundo sí intentaría el ascenso.
Llegando al pueblo que da inicio al camino hacia el Tocllaraju contratamos acémilas para cargar las mochilas y carpas. No queríamos portear para guardar energía pues la ruta era larga. Debíamos comenzar a caminar hasta el campamento base desde las 9am hasta las 4pm. Había un pequeño detalle: ninguno dentro del grupo conocía la ruta. Se iba a apelar a la amplia experiencia de Vanessa y sus amigos. Yo no podía aportar mucho y no me quedaba más que seguirles el paso. Mi preocupación era poder mantener el ritmo y no quedarme atrás. A veces toca eso, seguir a los demás.
Iniciamos la caminata, con el arriero y las mulas por delante. Luego de unas tres horas de estar detrás del lugareño, de pronto, en una bifurcación, creímos tomar el camino correcto. Luego nos daríamos cuenta de lo que había pasado.
Luego de varias horas de caminata, y ya pasando las 2 pm percibíamos que probablemente estábamos perdidos. Ya no veíamos al arriero a la distancia. Ya cansados, sin agua sin comida y sin mucho en las mochilas de ataque nos dieron las 5pm. El miedo, natural, nos comenzó a embargar. Sabíamos que nos quedaba una hora de luz antes de que el frio comenzara a sentirse con intensidad. En las mochilas de ataque solo cargábamos una botella de agua o alguna fruta. No cargábamos mayor abrigo pues pensábamos que en el peor de los casos a las 4pm deberíamos estar en el campamento base (una laguna a la base del nevado Tocllaraju).
Seguimos ascendiendo en la creencia de que estábamos en el camino correcto. Eran las 7pm y teníamos que tomar una decisión: seguir (creyendo que estábamos retomando el camino correcto) lo que nos llevaría a encontrar nuestras carpas y mochilas; o, buscar refugio y tratar de pasar la noche con el poco abrigo (casi nada) que teníamos puesto. Decidimos seguir, Las horas fueron pasando, solo yo tenía frontal, el miedo nos invadía. No separamos en dos grupos: los dos amigos iban por delante, a una distancia de 300 mts, y Vanessa y yo. De un momento a otro nos perdimos y no encontrábamos el rastro de Juan y Julio. Eran cerca de las 10pm, ya no tenía luz en la frontal, y los nervios y miedos nos comenzaron a embargar. Cada vez se sentía más el frío. Estábamos a 4,000 mts. o más. El frio era intenso. Vanessa y yo comenzamos a discutir…una vez más. Conversamos de nuestras diferencias y ambos no queríamos decirlo pero el sentimiento del uno hacia el otro ya no era el mismo. Habíamos pasados muchas cosas. La depresión y ansiedad de ella, su inestabilidad, mi falta de autoestima, mi deseo de conocerme a mí mismo y descubrir que tenía muchas cosas por hacer por y para mí. Toda esa crisis existencial y emocional nos hizo participar de una relación con dos caras: una llena de sufrimiento, heridas, dudas, cuestionamientos y peleas; pero por otro lado uno lleno de aprendizaje, de descubrimiento del yo interior, del análisis de nuestra pasado y presente, descubrir, durante largas horas de tertulia de "nuestros patrones" y de nuestras carga emocionales, de entender juntos el sentido de la vida y de la razón de nuestra existencia en esta vida. Como siempre se lo decía, en el balance, a mí me quedaba un gran amor por la relación y por ella, un amor hacia la esencia y ser humano que representaba Vanessa. Por eso sabíamos que nuestros caminos se habían cruzado por alguna razón. No fue casualidad y también sabíamos que era una etapa que debíamos atravesar juntos. Pero ya eso había terminado y seguía la separación. Ambos lo sabíamos pero nadie daba el paso. Yo sabía que me despediría de la montaña por un buen tiempo y por siempre de ella.
Luego de discutir y con un frio intenso, decidimos buscar un refugio pues se veía muy poco a esa hora de la noche. La temperatura seguía descendiendo y la sensación de frío era intensa. De pronto, me acordé que hacía unas semanas había comprado, anecdóticamente por primera vez en dos años de estar visitando montañas, una manta de sobrevivencia. Lo había guardado por algún lado en la mochila. Solo rogaba que estuviera ahí. Ahí estaba. Sabía que no era suficiente pero en algo ayudaría a mitigar el frío. Sólo un pequeño detalle, por el tamaño de la manta sólo podría servir para una persona. Decidimos acurrucarnos al lado de una roca para evitar el viento, nos sacamos las botas por lo húmedo que estaban. Le di la manta a Vanessa y me pegué a ella como a si de eso dependiera mi vida. Por suerte el cielo está despejado y no llovió. Con luna llena y las estrellas por todo el cielo, el frío nos hizo pesar una muy mala noche, casi no dormí por el frío, pero pudo ser peor. Siempre puede ser peor cualquier situación. Nunca en mi vida había sentido tanto frío y tampoco había tenido tanto miedo en la montaña. Al amanecer y ya casi con algo de luz nos levantamos para continuar, y en eso momento nos habíamos percatado de cómo llegamos a esa roca. Durante la noche, al intentar seguir a los muchachos, y entre la discusión y ya sin la luz, fuimos ascendiendo pero bordeando la montaña, hasta encontrar la roca donde pasamos la noche. Esa roca evitaba continuar, no habia más camino, y hacia un lado sólo se apreciaba un abismo. Pudo ser peor, siempre se puede estar peor. Esa noche los Apus aún nos querían vivos.


Finalmente, encontramos a Juan y Julio, descendimos hacia el pueblo, nunca llegamos a la laguna donde estaban nuestras cosas. Seguimos hacia la siguiente montaña dos días después en el Rajuntuna e hicimos cumbre. Fue mi último ascenso. Dos semanas después di ese paso: decidí terminar mi relación con Vanessa. Ya han pasado 14 meses que dejé la montaña, y que inicie una nueva etapa en mi vida, sólo y siguiendo con mi experiencia de buscar la felicidad.